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Cada día es más frecuente que las organizaciones se inclinen por reformar sus estructuras y esto las lleve a desvincular a sus empleados.

Quienes se enfrentan a reacciones emocionales de diversa índole, las cuales dependerán de variables como: la forma como recibieron la noticia, el tiempo de permanencia en la empresa, el tiempo entre el aviso y la salida, así como la edad de quien se desvincula.

Otros factores importantes que influyen en este proceso de transición son: la satisfacción personal de esta relación con su empleo (responsabilidades, condiciones de contratación, ambiente de trabajo, grado de poder o autoridad); condiciones de vida personal (si tiene redes de apoyo, situación económica y familiar, planes profesionales), entre algunas otras. Se ha podido observar, que en términos generales hay algunas tendencias en cuanto a las manifestaciones que se pueden presentar:

  • En los primeros meses de desempleo, la crisis que experimentan puede manifestarse en emociones y conductas como la irritación, insomnio, ánimo cambiante, angustia por el futuro, derivadas de la pérdida de control y por ende incertidumbre. Algunas veces se experimenta culpa y/o enojo, buscando tratar de entender y procesar la nueva situación. En esta época es probable que la persona empiece a buscar de manera ‘ansiosa’, a veces un tanto precipitada, opciones para colocarse nuevamente en el ámbito laboral
  • Si el periodo se alarga tienden a agravarse los síntomas y se pueden mostrar agresivos y nerviosos; el individuo se siente culpable, perdido, con muchos temores, al grado de que en ocasiones se empieza a aislar de la vida social, a fin de evitar las preguntas y el tener que dar explicaciones
  • Al cumplir más de un año, inicia el periodo de adaptación a esta situación, en el cual se presentan sentimientos de inferioridad, falta de confianza en el porvenir, tristeza, fracaso y disminución de esperanza. Puede seguir buscando el empleo, pero podría no ser de una manera sistemática y constante, ante la sensación de ‘haber hecho todo lo posible’, sin resultado. Puede también haber cambiado a tal grado su rutina diaria, con tendencia a adoptar malos hábitos, dando lugar a que se presenten algunas evidencias, como cambios negativos en la salud física y/o mental
  • En aquellos casos en los que esta situación se alarga, pasados los dos años de estar desempleado, el sujeto pasa por una etapa de ajuste: ya no busca trabajo, sino que se resigna casi por completo a la idea, se muestra apático, asumiendo como parte de su identidad el estar desempleado. Finalmente, empiezan a aflorar creencias sobre el envejecimiento, la improductividad y la incapacidad de adaptarse a las nuevas situaciones o de ser la deseable para el entorno laboral. Todo esto, genera dificultades en la aceptación y elaboración del duelo, que merma su confianza personal y a veces se significa en problemas familiares

¿Cómo evitar caer en estas reacciones que no resultan adecuadas para poder hacer una transición efectiva a una nueva etapa laboral? Conocer las etapas por las que atraviesa cualquier persona que sufre una pérdida, entender los procesos y diferencias personales, responsabilizarse de los mismos y ‘tejer’ redes de apoyo, son algunas de las acciones que pueden ayudar, y que dentro de los programas de Desvinculación ocupan un lugar preponderante, ante la certeza de que un buen procesamiento emocional ayuda a enfrentar el reto con mayores perspectivas de éxito.

En DOit Beyond Limits nuestros Consultores Especialistas brindan a los participantes un apoyo profesional para asimilar de manera adecuada las emociones derivadas de este cambio y motivarlos hacia el logro de metas profesionales y personales. ¡Acércate a nosotros!

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